Tras un viaje de 2.700 millones de kilómetros y que ha durado 5 años, la nave Juno de la Nasa ha llegado a Júpiter. Uno de los proyectos más ambiciosos de los últimos años por fin se ha hecho realidad.
La nave, que cuenta con unas celdas fotovoltaicas para la obtención de energía a partir de la radiación solar, ha conseguido situarse en una órbita alrededor de Júpiter, que aunque en la mayoría de su recorrido se encuentra lejos del planeta, esto permite enviar información a la Tierra y evitar que atraviese los cinturones de radiaciones de Júpiter, que destruirían la nave en pocas horas.
La misión tiene como objetivos primordiales estudiar la estructura interna del planeta, así como su composición química, además permitirá obtener imágenes del astro que no podríamos haber conseguido de otra forma.
De esta manera, seremos capaces de desentrañar los misterios que el gigante gaseoso de nuestro sistema solar esconde. Una clave fundamental para la compresión de nuestro rincón en el Universo.