¿Qué había antes del Big Bang? Esa parece ser la pregunta central para un gran número de cosmólogos e interpretaciones filosóficas. Lo que hoy haremos será dar una pincelada a todo el lío que hay en torno a esta cuestión, tratando de dar una visión más profunda.
Primero de todo, para hacerlo más visual vamos a imaginar el Universo como una pelota. Esta sería la forma original del Universo que, tras su explosión en tiempo cero, habría concebido el Universo que hoy conocemos. En este punto es inevitable preguntarse ¿pero de dónde vino la pelota? Podríamos escabullirnos de esta pregunta refugiándonos en una divinidad o en la propia eternidad. A fin de cuentas, el principio de conservación de la energía implica el concepto de lo eterno. Por lo tanto, ahora mismo nos postulamos por la opción de que la pelota estuvo allí desde siempre, pero ¿tuvo siempre esa forma? Y si es así, ¿qué hizo que por arte de magia algo que había sido completamente estable, repentinamente haya acabado estallando?
Como nos es imposible estudiar las propiedades de esta pelota, es decir, no podemos saber lo que ocurría en su interior ni las fuerzas que podrían haberla alterado, vamos a dejarnos de quemar neuronas y vamos a ceñirnos a pensar sobre qué forma sería la más estable para el Universo y que además no se encuentre en ese estado de por vida. ¿Y cuál es esa forma? Lo cierto es que sería algo así como un gas sumamente disperso, es decir, estaríamos hablando de ese espacio vacío que actualmente separa las galaxias y estrellas y que sin lugar a dudas no parece ir dando escopetazos sin motivo alguno. Pero ojo, porque aunque este gas del que hablamos fuese extremadamente estable, seguiría estando sometido a su propio campo gravitatorio. De esta manera, a lo largo del tiempo el gas se iría concentrando y el Universo iría contrayéndose poco a poco. Y según este proceso avanza, el campo gravitatorio de intensifica, provocando a su vez que este ocurra a una velocidad mucho mayor.
Esta contracción, por fuerza, va a provocar un calentamiento y originar temperaturas cada vez más altas en esta materia, que a su vez se comprime en un volumen cada vez menor. La creciente temperatura frena el efecto gravitatorio, sin embargo, la propia inercia hace que el Universo siga contrayéndose hasta un volumen mínimo, que anteriormente hemos denominado pelota. Posteriormente, la temperatura y la radiación empujarán hacia fuera y acabarán desencadenando lo que conocemos como el Big Bang.
En resumen, el Universo parte de un vacío virtual, pasa por una fase donde se contrae hasta un volumen mínimo y finalmente se expande desembocando en el Big Bang. Este modelo se denomina Universo hiperbólico, un Universo que se mantendrá eternamente en un estado de evolución y cambio continuo, y un Universo con un principio y un fin bien definidos: se parte del vacío para terminar de nuevo en un Universo vacío pero colmado de los distintos cuerpos cósmicos.
No obstante, todas nuestras teorías científicas coinciden en el hecho de que todas ellas dejarían de ser válidas en la singularidad del Big Bang. ¿Y esto qué significa? Nada menos que todo lo sucedido antes del Big Bang no podría utilizarse para explicar lo que ocurriría a continuación, puesto que la predecibilidad dejaría de ser válida en el Big Bang. Por tanto, para nosotros lo que ocurriese previamente al Big Bang no puede tener consecuencias, y es por eso que diremos que el tiempo tuvo un comienzo en el Big Bang.
¿Entonces en qué quedamos?