El observatorio ALMA, en Chile, abre sus posibilidades a la detección de agua en el universo cercano. Esta nueva capacidad es ahora una realidad gracias a unos innovadores receptores que han sido instalados en las antenas del radiotelescopio, los cuales, permiten observar en un rango del espectro electromagnético antes desconocido. Esto, en general, permitirá detectar señales de agua (requisito fundamental para la vida) en exoplanetas cercanos, además de carbono ionizado en zonas próximas a nuestra galaxia.
Y algo clave en todo esto es su ubicación única a 5.000 metros de altura en la meseta de Chainantor (Chile). Y es que los observatorios situados a una gran altura cuentan con una importante ventaja a la hora de poder identificar el origen de emisiones del espacio. Esto es porque el porcentaje de agua en nuestra atmósfera disminuye con la altura. Si a esto le unimos la gran sensibilidad desarrollada en ALMA con estos nuevos dispositivos, podremos detectar señales débiles de agua en el universo primordial.

Y esto se lo debemos al grupo GARD (Group for Advanced Receiver Development) que fueron los desarrolladores del receptor de banda 5 (del que estamos hablando). Por otro lado, su desarrollo se llevó a cabo en el Observatorio Espacial de Onsala, de la Universidad Tecnológica de Chalmers (Suecia).
Los receptores ya están instalados, y para probarlos se llevaron a cabo distintas observaciones, como la colisión de galaxias Arp 220 o una supergigante roja en su inminente explosión como supernova.
Finalmente, los expertos aseguran que con esta nueva tecnología desarrollada en ALMA, seremos capaces de hacer estudios detallados sobre el agua en muy diversas regiones de nuestro espacio. Desde estrellas en formación hasta las proximidades de agujeros negros supermasivos. Es decir, un paso extraordinario en nuestra búsqueda de vida extraterrestre.
