Ceres es uno de los planetas enanos de nuestro sistema solar cuya órbita se encuentra entre las de Marte y Júpiter, formando, de esta manera, parte del cinturón de asteroides.
Bien, pues observaciones recientes han descubierto, en su superficie, compuestos implicados en la química orgánica. En otras palabras, en Ceres existe la posibilidad, aunque remota, de que se genere vida.
Concretamente, se encontraron compuestos de carbono de cadena abierta con longitudes de onda propias de la materia orgánica. Esto, por otro lado, se lo debemos al uso del espectrómetro cartográfico de la nave Dawn de la NASA, la cual, pasaba por una zona cercana al planeta.
Así mismo, respecto a su origen, se descartan las hipótesis referentes a que estos compuestos hayan podido llegar gracias a la colisión de un asteroide externo, pues la elevada temperatura los habría destruido, además, su distribución no se corresponde con la propia de estos eventos.
Por tanto, estos compuestos deben de ser propios y naturales de Ceres. La abundante agua existente en este astro, así como, las teorías sobre su formación en el interior del planeta gracias al calor interno acumulado, refuerzan esta idea.
Aunque no son evidencias claras o definitivas de la existencia de vida en Ceres, este descubrimiento supone, por supuesto, importantes implicaciones en astrobiología, donde ahora, el planeta enano Ceres se suma a la lista de lugares del sistema solar que podrían albergar vida. Otros ejemplos de ello, como ya hemos comentado en otras noticias (Océano subterráneo en Plutón, Venus pudo ser habitable, La colonización de Marte será posible en 2.022), serían, sin lugar a dudas, los siguientes: Plutón, Marte, Europa o Titán (estas dos últimas corresponden a lunas de Júpiter y Saturno respectivamente).
Siempre resulta estremecedor cuando nos damos cuenta de lo que nos falta por descubrir en nuestro increíble sistema solar.
