La nebulosa de Orión o M42, situada al sur del cinturón de Orión, se encuentra a unos 1500 años luz de distancia en el mismo brazo espiral de la Vía Láctea que el Sol. Posee un diámetro de 24 años luz y se trata de una de las nebulosas más brillantes siendo visible a simple vista con cielos oscuros, por lo que es una de las favoritas dentro de la astronomía amateur y, a su vez, una de las más estudiadas.
Descubramos pues, los secretos de una de las nebulosas más famosas en astronomía.
El objeto
El modelo astronómico actual de la nebulosa de Orión consiste en una región fuertemente ionizada, alrededor de la cual se encuentra una nube de alta densidad de forma irregular con cúmulos de gas en el exterior, los cuales conforman el perímetro de la nebulosa.
De esta manera, la nebulosa forma una nube difusa casi esférica donde la densidad máxima de materia se alcanza cerca de su punto central. La temperatura máxima es de hasta 10000 k, pero cerca del borde exterior la temperatura decae drásticamente.
Por otro lado, la nebulosa de Orión es un ejemplo de incubadora estelar, donde el polvo cósmico forma estrellas a medida que se van asociando debido a la atracción gravitatoria. Observaciones y estudios de la nebulosa han sido capaces de encontrar unas 700 estrellas en su interior.

La nebulosa de Orión forma parte de una gigantesca nube de gas y polvo llamada nube de Orión, que se extiende por la parte central de la constelación de Orión y que contiene también a la famosa nebulosa cabeza de caballo y la nebulosa M78. La nebulosa Cabeza de Caballo o Barnard 33 es una nebulosa oscura que se encuentra situada a unos 1500 años luz de la Tierra. Esta nebulosa es visible gracias a que está iluminada por detrás por la estrella Sigma Orionis y constituye uno de los objetos más fotografiados por su llamativa y sorprendente forma que recuerda, como bien dice su nombre común, a la cabeza de un caballo.

Como puede apreciarse en esta imagen, se observan unas estructuras filamentosas que corresponden con ondas de choque, es decir, frentes donde el gas que avanza lentamente limita con el material que se mueve a grandes velocidades.
Además, la nebulosa presenta zonas verdosas, regiones rojas y otras azuladas con tonalidades que se acercan al violeta. La tonalidad roja es el resultado de la emisión en las líneas de radiación del hidrógeno, H alfa. Así mismo, el color azul-violeta es el producto de la radiación en las líneas del oxígeno doblemente ionizado, OIII. Por otro lado, el color verdoso se ha concluido que es causado por la transición de un electrón sobre un átomo de oxígeno doblemente ionizado.
La nebulosa de Orión contiene, además, un cúmulo abierto de reciente formación que se denomina el cúmulo del Trapecio. Las estrella que conforman este cumulo son muy jóvenes y forman parte, a su vez, de un mayor cúmulo estelar con una masa que se estima en unas 4500 masas solares llamado cúmulo de la nebulosa de Orión.
Cómo identificar y observar la Nebulosa de Orión
La nebulosa de Orión es visible en el hemisferio norte desde finales del otoño hasta principios de la primavera, más concretamente, puede observarse desde finales de agosto antes del amanecer hasta mediados de abril. La mejor época para la observación de la nebulosa de Orión es a medianoche a mediados de diciembre, pues en esta época del año la constelación de Orión alcanza su altitud máxima a unas horas en la noche prudenciales.
Para su observación, como siempre, buscaremos cielos oscuros con poca contaminación lumínica y estaremos atentos a las condiciones climáticas para evitar nubes y turbulencias atmosféricas.
Podremos usar filtros en el ocular, especialmente un filtro OIII o un filtro UHC, para aumentar el contraste en la nebulosa y resaltar mejor la estructura de la misma.
Para su identificación podemos proceder de varias maneras. Desde luego, la identificación por coordenadas siempre es una opción segura, pero la nebulosa de Orión es un objeto que, con un poco de experiencia, podremos identificar a simple vista, por lo que haciendo uso únicamente de nuestro buscador seremos capaces de apuntarla sin demasiada dificultad.
Ahora bien, para encontrar en el cielo la localización de esta nebulosa procederemos de la siguiente manera. En primer lugar, debemos buscar la constelación de Orión, podemos ayudarnos con un planisferio para ello y es aconsejable tener clara la forma de la constelación que estamos buscando. Una vez localizada nuestra constelación, identificaremos el cinturón de Orión. El cinturón de Orión es un asterismo compuesto por tres estrellas muy brillantes (Alnitak, Alnilam y Mintaka) alineadas, muy juntas y relativamente equidistantes entre sí.
En segundo lugar, tendremos que buscar a Betelgeuse y Rigel. Si tomamos el cinturón de Orión como una línea perfectamente vertical, Betelgeuse y Rigel son dos estrellas que se encuentran a ambos lados del cinturón formando una línea prácticamente recta uniendo a Alnilam (la estrella central del cinturón) entre medias.
Cuando tengamos todas estas estrellas localizadas, la nebulosa de Orión es una mancha blanca y borrosa que se sitúa a un lado de la línea entre Rigel y Alnilam.
Al telescopio, la nebulosa de Orión se aprecia como una enorme mancha blanca. No nos hará falta hacer muchos aumentos, pues con unos 20 aumentos ya seremos capaces de apreciar perfectamente la estructura de la nebulosa. Desde luego, si tenemos un telescopio luminoso podremos ir a unos 80 aumentos que nos permitirá enfocarnos en partes concretas de la nebulosa. En caso de que nuestro telescopio sea muy luminoso (estoy hablando de aperturas muy muy grandes, unos 350 mm de apertura) es posible que seamos capaces de apreciar algo de color, como algunos colores pardos. Pero esto es excepcional, en general, los objetos de cielo profundo son objetos difusos y no apreciamos color. No obstante, la nebulosa de Orión es una de las más luminosas del cielo con diferencia, por lo que esta posibilidad existe.
De todas formas, lo mejor es verlo por uno mismo y maravillarse por lo que se está observando. Para disfrutar de la observación astronómica es fundamental ser conscientes de qué estamos observando. Conocer las características del objeto es lo que realmente nos causará emoción cuando seamos capaces de observar al objeto en concreto.
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